Lo que me motiva a crear para el público más joven es la percepción del niño como igual al adulto, digno de conocer las artes en los primeros años. Inspirada por la noción de la relevancia de la experiencia infantil para nuestra comprensión de la condición humana, mi motivación se basa en la curiosidad ilimitada de desarrollar la exploración junto con un niño, viendo a un niño como un socio en el aprendizaje, así como en la generación de una comprensión del significado y el valor de la experiencia artística. Mi motivación reside en el reconocimiento de la urgencia de cuestionar la perspectiva de las artes escénicas para el público más joven dentro de un contexto artístico y cultural general. Creo que los espectáculos para el público más joven deberían proponer una experiencia valiosa tanto para el niño como para el adulto. Deberían resistirse a la instrumentalización impuesta por las ideas tradicionales de la función educativa del teatro para niños, declinar las convenciones teatrales, el oculocentrismo y la dominación patriarcal, y negar el concepto de conocimiento último de la forma correcta de experimentar el mundo.

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