La danza busca una armonía estética que potencia especialmente ciertos cánones de belleza. Pero, ¿y si cambiamos esos cánones de belleza?, ¿y si nos alejamos de la estandarización y celebramos la heterogeneidad como una valiosa herramienta de creación artística? Quizás así, en la llamada época de crisis, en la que todos estamos más sensibilizados con la importancia de tener las necesidades básicas cubiertas, sea el momento de cambiar las bases con el fin de generar una sociedad que no estigmatice al más débil, una sociedad en la que valoremos la diferencia como principio fundamental de la igualdad. Y como creadores y espectadores de las artes escénicas tenemos todos la responsabilidad, el privilegio y la capacidad de producir espacios y mensajes que establezcan nuevos cánones de belleza para fomentar la inclusión no como excepción, sino como norma.
Cuando un cuerpo está en movimiento de forma inevitable entra en conexión con el tiempo y el espacio, centrando la mente y las emociones en ese momento único.
¡Bailemos para reconectar con nosotros mismos y con aquellos a los que queremos!
¡Bailemos para que todos nos sentamos queridos y encontremos la felicidad!